Es una práctica muy frecuente la de presumir el estar viviendo en los peores tiempos y momentos, en la peor época, como si el mundo estuviese recién comenzando a serlo, como si en otros tiempos, no se hubiese padecido otras y hasta las mismas calamidades.
El mundo es, ha sido y seguirá hasta el fin de la historia; el mundo, lleno de tentaciones, distracciones, vicios, calamidades, desastres, de origen natural o de manufactura humana.
Desde el principio, desde cuando el primer ser humano fue creado, desde el tiempo de Adán y Eva; el mundo que se les puso a su disposición fue drásticamente cambiado debido al egoísmo del ser humano. Un mundo se creó para ejercer nuestra libertad y nosotros hicimos mal uso de ella. La tentación se hizo patente y fue nuestra pobre y débil decisión la que nos llevó al abismo, debido a nuestra ansiedad por tenerlo todo, de saberlo todo para controlarlo todo.
Muchos siglos han transcurrido y se ha perdido el rastro de la historia sobre cuando en el tiempo todo comenzó. Pero los momentos en el tiempo al alcance de nuestra memoria nos enseña que el egoísmo humano, es, ha sido y siempre será, el vehiculo de nuestra destrucción.