Evangelio según san Marcos9, 38-43. 45. 47-48
Juan le dijo: «Maestro,
hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con nosotros y
tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros.» Pero Jesús dijo: «No se
lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que
luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está
por nosotros.» «Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de
que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa.» «Y al que
escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es que le pongan al
cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al
mar. Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que entres manco
en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga. Y
si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres cojo en la
Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna. Y si tu ojo te es
ocasión de pecado, sácatelo. Más vale que entres con un solo ojo en el Reino de
Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna, donde su gusano no muere
y el fuego no se apaga.
Oración introductoria
En Ti, Señor, encuentro mi gozo y felicidad. Eres dulce huésped de mi alma.
Estoy tan a gusto cuando experimento tu cercanía en mi oración, por ello te
pido tu gracia para prepararme a vivir este momento de oración con fe, en la
esperanza que no defrauda y en la caridad que no espera recompensa.
Petición
Señor Jesús, que haga todo por amor a Cristo, hoy y siempre, para tener algo
que dar a los demás.
Miguel,
Gabriel, Rafael
Miles y miles le servían
Durante
la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era
blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego;
sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles
y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se
abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las
nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó
ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas
lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin. (Daniel
7,9-10.13-14)
Evangelio según san Juan 1,47-51
Vio Jesús que se acercaba
Natanael y dijo de él: Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay
engaño. Le dice Natanael: ¿De qué me conoces? Le respondió Jesús: Antes de que
Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Le respondió
Natanael: Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. Jesús le
contestó: ¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver
cosas mayores. Y le añadió: En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo
abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.
Oración introductoria
Señor, como Natanael, quiero ser sincero y auténtico, en mi mente y en mi
corazón, para tener la posibilidad real de tener un encuentro de amor contigo
en esta oración. Tú sabes que trato de ser fiel a mi fe, que confío en tu
providencia y misericordia, y que te amo con todo mi corazón. Envía tu Espíritu
Santo para que ilumine y guíe esta meditación.
Petición
Ángel de mi guarda, ayúdame a ser un auténtico discípulo y misionero de Cristo.
Meditación del Papa
También la vocación de Pedro, según escribe el evangelista Juan, pasa a través
del testimonio de su hermano Andrés, el cual, después de haber encontrado al
Maestro y haber respondido a la invitación de permanecer con Él, siente la
necesidad de comunicarle inmediatamente lo que ha descubierto en su
"permanecer" con el Señor: "Hemos encontrado al Mesías -que quiere
decir Cristo- y lo llevó a Jesús". Lo mismo sucede con Natanael,
Bartolomé, gracias al testimonio de otro discípulo, Felipe, el cual comunica
con alegría su gran descubrimiento: "Hemos encontrado a aquel de quien
escribió Moisés, en el libro de la ley, y del que hablaron los Profetas: es
Jesús, el hijo de José, el de Nazaret". La iniciativa libre y gratuita de
Dios encuentra e interpela la responsabilidad humana de cuantos acogen su
invitación para convertirse con su propio testimonio en instrumentos de la
llamada divina. Benedicto
XVI, 25 de abril de 2010.
Evangelio según san Lucas9, 18-22
Y sucedió que mientras Él
estaba orando a solas, se hallaban con Él los discípulos y él les preguntó:
«¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos respondieron: «Unos, que Juan el
Bautista; otros, que Elías; otros, que un profeta de los antiguos había
resucitado». Les dijo: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le
contestó: «El Cristo de Dios». Pero les mandó enérgicamente que no dijeran esto
a nadie. Dijo: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por los
ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer
día».
Oración introductoria
Señor, Tú supiste buscar el mejor lugar y el mejor momento para la oración. Hoy
yo quiero hacer lo mismo. Ven, Espíritu Santo, te pido que al comenzar esta
meditación enciendas en mí el fuego de tu amor. Hazme dócil a tus inspiraciones
y ayúdame a corresponder a ellas con generosidad.
Petición
Jesús, ayúdame a tener ese conocimiento interno de Ti que es un don del
Espíritu Santo.
Evangelio según san Lucas9, 7-9
Se enteró el tetrarca
Herodes de todo lo que pasaba, y estaba perplejo; porque unos decían que Juan
había resucitado de entre los muertos; otros, que Elías se había aparecido; y
otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado. Herodes dijo: «A
Juan, le decapité yo. ¿Quién es, pues, éste de quien oigo tales cosas?» Y
deseaba verle
Oración introductoria
Señor Jesus, con la señal de la cruz inicio mi oración pidiendo la asistencia
de tu Santo Espíritu. No me mueve la curiosidad, busco encender en mi corazón
la fe y el amor al Padre y la alegría de ser cristiano. Ilumina mi mente y
despierta en mí el deseo de contemplarte.
Petición
Jesús, ayúdame a orar con atención, para que día con día vaya creciendo en el
amor a Dios y los demás.
Meditación
Los tres sinópticos coinciden en afirmar que, según la gente, Jesús era Juan el
Bautista, o Elías o uno de los profetas que había resucitado; Lucas había
contado con anterioridad que Herodes había oído tales interpretaciones sobre la
persona y la actividad de Jesús, sintiendo por eso deseos de verlo. Mateo añade
como variante la idea manifestada por algunos de que Jesús era Jeremías. Todas
estas opiniones tienen algo en común: sitúan a Jesús en la categoría de los
profetas, una categoría que estaba disponible como clave interpretativa a
partir de la tradición de Israel.[...] Todas estas opiniones no es que sean
erróneas; en mayor o menor medida constituyen aproximaciones al misterio de
Jesús a partir de las cuales se puede ciertamente encontrar el camino hacia el
núcleo esencial. Sin embargo, no llegan a la verdadera naturaleza de Jesús ni a
su novedad. Joseph
Ratzinger, Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, primera parte, pág. 117.
Evangelio según san Lucas9, 1-6
En aquel tiempo, Jesús
reunió a los Doce y les dio autoridad y poder sobre todos los demonios, y para
curar enfermedades; y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar. Y les
dijo: No toméis nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni plata;
ni tengáis dos túnicas cada uno. Cuando entréis en una casa, quedaos en ella
hasta que os marchéis de allí. En cuanto a los que no os reciban, saliendo de
aquella ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos.
Saliendo, pues, recorrían los pueblos, anunciando la Buena Nueva y curando por
todas partes.
Evangelio según san Lucas8, 19-21
En aquel tiempo fueron a
buscar a Jesús su madre y sus hermanos, pero no podían llegar hasta Él a causa
de la gente. Le anunciaron: «Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren
verte». Pero Él les respondió: «Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen
la Palabra de Dios y la cumplen».
Oración introductoria
Señor, ayúdame a escuchar tu Palabra y a ponerla en práctica, porque eso es lo
único que realmente cuenta para la eternidad. María fue la primera en entender
y vivir esta verdad, por eso, tomado de su mano, le suplico que me guíe en esta
oración.
Petición
María, intercede ante Dios por mí; alcánzame la gracia de amar a Jesús con
tanto amor como lo hiciste tú.