Evangelio según san Juan 1,
1-8 En el principio existía la
Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el
principio con Dios.
Todo se hizo por ella y sin
ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la
luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la
vencieron. Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. Este vino para un
testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él. No
era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz. La Palabra era la luz
verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba,
y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los
suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de
hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; la cual no nació de
sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios. Y la Palabra se hizo
carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria
que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. Juan da
testimonio de él y clama: Este era del que yo dije: El que viene detrás de mí
se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo. Pues de su plenitud
hemos recibido todos, y gracia por gracia. Porque la Ley fue dada por medio de
Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. A Dios nadie le
ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado.
Oración introductoria
Señor Jesús, ante un año más que termina te suplico humildemente que me
concedes vivir junto a Ti el nuevo año, que está por comenzar para que sea una
nueva oportunidad de mejorar mi servicio a los demás. Ven, Espíritu Santo, y
guía esta oración para que sepa encontrar en ella la luz que guíe mi propósito
de crecer en el amor.
Petición
Jesús, no quiero pedirte nada, sino darte las gracias por todos tus beneficios,
pues sé que todo lo que soy y todo lo que tengo es un don tuyo.
Evangelio según san Lucas2, 41-52
Los padres de Jesús iban
todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años,
subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días,
el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo su padres. Pero creyendo que
estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los
parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su
busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado
en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le
oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le
vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: "Hijo, ¿por qué nos has
hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando." El
les dijo: "Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la
casa de mi Padre?" Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio.
Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba
cuidadosamente todas las cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría, en
estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.
Oración introductoria
Dios mío, quiero ocuparme en tus cosas, que sepa revestirme de las actitudes de
Cristo en mi corazón y en mis obras, abrazándome a la cruz y al sacrificio, si
fuera necesario. Dame la gracia de conocer y de experimentar íntimamente a
Cristo en el Evangelio y en el Sagrario.
Petición
Jesús Niño, hazme amarte con un amor real, personal, apasionado y fiel.
Evangelio según san Lucas 2,22-35
Cuando se cumplieron los
días de la purificación de María, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a
Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor:
Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un
par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.
Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era
justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el
Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la
muerte antes de haber visto al Cristo del Señor.
Movido por el Espíritu, vino
al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que
la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: Ahora,
Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han
visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los
pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel. Su
padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de Él. Simeón les bendijo
y dijo a María, su madre: Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel,
y para ser señal de contradicción ¡y a ti misma una espada te atravesará el
alma! a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.
Oración introductoria
Señor Jesús, qué difícil debió ser para María escuchar y comprender las
palabras de Simeón. Me queda claro que la senda que lleva al cielo es estrecha
y angosta, por ello te pido que aumentes mi fe e ilumines mi corazón en esta
oración, para que sepa aceptar confiadamente las penas y problemas de esta
vida.
Petición
Señor, hazme comprender que cargar la cruz es el único modo de dar fruto para
la vida eterna.
Evangelio según san Mateo2, 13-18
Después de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le
apareció en sueños a José y le dijo: "Levantate, toma al niño y a su
madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise, porque Herodes va a
buscar al niño para matarlo". José se levantó, y esa misma noche tomó al
niño y a su madre y partió a Egipto, donde permaneció hasta la muerte de
Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto
llamé a mi hijo. Cuando Herodes se dio cuenta de que los magos lo habían
engañado, se puso furioso y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos
los niños menores de dos años. conforme a la fecha que los magos le habían
indicado. Así se cumplieron las palabras del profeta Jeremías: En Ramá se ha
escuchado un grito, se oyen llantos y lamentos: es Raquel que llora por sus
hijos y no quiere que la consuelen, porque ya están muertos.
Oración introductoria
Dios mío, creo en Ti, confío en tu bondad y en tu misericordia. Guía este rato
de meditación porque sabes que soy débil y fácilmente me hago sordo a tu voz.
Petición
Señor, soy tuyo, a Ti me entrego con todo lo que soy y lo que tengo.
Evangelio según san Juan20, 2-9
El primer día después del
sábado, María Magdalena vino corriendo a la casa donde estaban Simón Pedro y el
otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:"Se han llevado del sepulcro
al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto". Salieron Pedro y el otro
discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro
discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e
inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró. En eso llegó
también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Observó
los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza
de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al
sepulcro, y vió y creyó, porque hasta entonces no habían entendido las
Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos.
Oración introductoria
Señor Jesús, creo, espero y te amo. Quiero en esta oración recostarme
espiritualmente sobre tu pecho, como lo hizo el apóstol san Juan y hablar
contigo durante estos momentos de corazón a corazón.
Petición
Señor, dame el don de conocerte para que pueda amarte más y así pueda seguirte
mejor.
Evangelio según san Mateo10, 17-22
En aquel tiempo, Jesús dijo
a sus apóstoles: "Cuidense de la gente, porque los llevarán a los
tribunales, los azotarán en las sinagogas, los llevarán ante gobernadores y
reyes por mi causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos.
Pero, cuando los enjuicien, no se preocupen por lo que van a decir o por la
forma de decirlo, porque, en ese momento se les inspirará lo que han de decir.
Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que
hablará por ustedes. El hermano entregará al hermano a la muerte, y el padre a
su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán; todos los
odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el fin se salvará.
Oración introductoria
Gracias, Señor, por este momento de oración. Te doy gracias también por las
cruces que pones en mi camino, porque sé que en ellas te puedo encontrar. Guía
mi oración para que sepa perseverar en tu amor.
Petición
Jesús, convénceme de que la cruz es el único camino para llegar a la salvación,
y la oración el medio para poder aceptarla y vivirla con plenitud.