El colectivismo representado tan 'efectivamente' por el gobierno de José Rodríguez Zapatero se las agencia para asaltar y suprimir todo tipo de libertades básicas y fundamentales otorgadas por Dios y no por los hombres y está en los hombres y mujeres, en todo ciudadano, el poner fin a sus atropellos.
Típicamente, la primera reacción a este tipo de asalto a la dignidad humana, es el tratar de apartarse del foro político y hacer de esta controversia un tema especialmente calificado de no político, sin ponernos a reparar en de acuerdo al evangelio, los lideres son puestos por Dios no para que la gente baje la cabeza y los siga ciegamente, sino para lleve a su gente por los caminos de Dios, porque Dios está primero y siempre lo tiene que estar o de lo contrario, son los lideres los que abdican a su legitimidad y está en el pueblo el removerlos de su cargo, lo mas pacíficamente, desde luego, pero darle fin a la miseria que proponen.
Esperemos que el mensaje llegue a Rubacalva y a Zapatero, de que el impedir que la gente rece, no se consigue, pues es la libertad de la gente, la que la hace rezar, no el gobierno ni sus mandatos. Fátima y hasta, Lurdes, y tanta otra manifestación de fe y presencia divina, están constantemente y recientemente en la memoria de la gente, no solo por la aparición de la Virgen María, sino por la fe de la gente y el ridículo de aquellas fuerzas del 'orden' tratando tan duramente, amenazando, y chantajeando con ejercicios de poder y abuso; las que al final, no lograron sino acrecentar y afianzar la fe del pueblo, no solo localmente sino universalmente.
La buena ley, la de Dios, estamos obligados a obedecerla, la mala ley, la que va contra Dios, estamos obligados a desobedecerla.
