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Sunday, May 8, 2011

A un mes del momento crucial en el Perú

No conozco cual es en este momento el estado de las encuestas o a quien favorecen. Lo que es interesante es como hay algunos, como los hubo en las elecciones pasadas, que se detienen a voltearle la cara al Perú, poniendo a Ollanta Humala como un mal ‘controlable’ simple y llanamente porque le tienen ‘coraje’ al gobierno de Alberto Fujimori y consideran que su hija, no es realmente otra persona, sino materia del mismo producto.

Para nosotros, los que sufrimos la era ‘Velasco’, la potencial elección de Ollanta Humala representa un regreso a ese momento de destrucción que sufrió el Perú y costó años de no solo terrorismo y si, guerra civil, sino asimismo de hiperinflación y miseria absoluta, trayendo como consecuencia la casi eliminación de la clase media, y por mucho que se arguya que no fue la teoría colectivista la que se aplicó, pues nunca es y siempre el resultado es el mismo, destrucción, muerte y confusión, y la juventud no entiende y se pierde en ideales estériles y los mayores ignoran la verdad de lo que se vive.

Pues por una parte se tiene a este nuevo ‘cacique’, Ollanta Humala, del cual se conoce solo, que utiliza la división del pueblo y la implantación de sentimientos revanchistas y de odio clasista para penetrar y ‘ganar’ adeptos y, que hay grandes sospechas de ser nada menos y nada más, que otro acolito de Hugo Chávez; el desastre personificado que se supone está gobernando Venezuela utilizando y abusando el populismo y tratando de figurarse, él por supuesto, un resurgimiento del fracasado sistema colectivista, implicando aquí no solo al utópico comunismo de la fracasada Unión Soviética, sino asimismo todo concepto conocido y por conocerse de colectivismo, llámese nazismo, socialismo, velasquismo, castrismo, peronismo, etc.

Pero, el Perú pudo ver después de como veinte años de desgracias y de un futuro más que incierto, desaparecido, viviendo en el medio de una guerra civil y la hiperinflación; que era posible el cambiar las cosas hacia mejor. Lo único que era imprescindible era el entender el escenario que se estaba viviendo y este era precisamente el de estar sometidos al gobierno, no de Alan Garcia, sino al terrorismo debido a la negación del pueblo de aceptar la cruenta realidad de la guerra terrorista y la cual definitivamente estaba siendo financiada por el narcotráfico. Alberto Fujimori, con todos sus defectos y culpas, logró lo que para cada peruano decente de la época se veía como un imposible. El terrorismo como enemigo, triunfa con el miedo.

No es Alberto Fujimori el que está como opción a Ollanta Humala en estas elecciones, es su hija Keiko y mientras que no se puede atestar lo que esta sea en función a sus virtudes o defectos, o por lo menos yo, no puedo; ésta es la única opción frente a la arremetida populista y colectivista de Humala. O sea, que las opciones son solamente dos; Keiko Fujimori u Ollanta Humala, y las direcciones que tomará el Perú como consecuencia de uno u otro serán radicalmente opuestos.

Muchos aun ‘pelean’ por la personalidad de los derrotados en la primera fase, si PPK, si Toledo, etc. Y el punto sigue siendo que hoy, solo quedan dos opciones y la pregunta no es si ‘yo’ seré un vencedor, sino si el país lo será.

Mucho se ha gastado en tratar de mostrar el lado ‘corrupto’ de los contrincantes, sin reparar que en esta forma, el ganador ha sido Ollanta Humala, ya que en plato de plata se le ha servido los defectos de todos y lo que ha permitido, vestirse en esa piel de cordero para ocultar su naturaleza de lobo y lo que tiene planeado para la destrucción de la nación peruana. Suena ‘exagerado’ el pensar en Humala como queriendo destruir al Perú, pero el siglo XXI rápidamente está constituyéndose en una gesta, apoyada por la ‘Socialista Internacional’ para el gobierno mundial y sus vehículos nunca por nunca serán los líderes que permitan la libertad del individuo sino el dominio del estado sobre el individuo.

De ser derrotado Humala. ¿Volverá este a ser nuevamente un elemento de división y decisión en las elecciones del 2016? La respuesta a esa pregunta está en el corazón de todos los peruanos. Hay obviamente un pueblo, un gran sector, suficiente como para crear este tipo de situación electoral, que favorece a el cambio propuesto por Ollanta Humala y puede ser por revancha como puede ser por desesperanza y en ambos casos, será porque así transcurra el tiempo, no ven que exista ningún avance en sus vidas, ninguna prosperidad, y mientras que las bondades de la economía actual realizan hasta un resurgimiento de la fenecida clase media, este grupo está marginado y hasta probablemente se siente condenado a la miseria y al abandono. Por tanto, la tarea para todo peruano es la de hacer un esfuerzo extra para invitar a estos marginados a que participen activamente de la economía dándoles la dignidad de ser humanos e individuos, de poder contar con oportunidades. La tarea es mucho más delicada si se toma en cuenta que hay que respetar la dignidad de la persona humana, la vida y la libertad.

En ventas se dice que toma semanas para ganarse un cliente y solo un segundo para perderlo.

En cuestiones económicas tomó un Velasco para destruir no en siete años, sino menos, mediante el caos y la anarquía; todas las aspiraciones que el Perú hubiese podido tener y todo utilizando como excusa vaga una página once de un contrato de petróleo, la politiquería nos dio a Velasco y ésta, condenó a varias generaciones a la pobreza y a la miseria. Y la recuperación económica por supuesto, con las consiguientes presiones políticas para no herir las susceptibilidades de un pueblo, engañado con las ‘ganancias’ que le había dado Velasco, pues costaron casi cincuenta años y aun contando y los Humala surgen y ponen todo tipo de contienda en perdida hacia ‘tener’ que optar no por lo que se quiere sino por lo que es de menor riesgo.

¿Pero porque esperar a ver qué pasa? Si lo que se quiere es evitar ahora o siempre el resurgimiento otra vez de Humala, o para ese efecto de otro Velasco, Perón, Chávez, u otro elemento populista destructor, la ruta obvia es darles a los marginados la dignidad de ser y de participar de la economía y de la bonanza que esta trae. Desde el hogar con los empleados domésticos hasta los trabajadores y los abandonados, con todos, la premisa tiene que ser de cambio hacia hacerlos individuos útiles a través del amor que Cristo nos enseñó.

La respuesta jamás estará en ver solo lo que a uno le conviene por ahora o lo que el sistema puede hacer por mi, sino en lo que uno hace para que nuestro prójimo, sea parte de nuestra vida.

Volviendo a las elecciones pues entre ambos contendientes, creo que la ruta Ollanta Humala solo promete otro regreso a Velasco y sus absurdas soluciones. Encontrará dinero y reclamará haber ‘logrado’ éxitos económicos, pero solo, como cuando Velasco, mientras el dinero le dure, porque ningún estado o gobierno es capaz de levantar la economía o hacer algo por ella que no sea destruirla, porque es el papel del individuo el hacerlo, y Humala entonces, como Velasco, perón o Chávez, entrará en un proceso de afianzamiento dictatorial porque no habrá otro camino para su falacia económica. La única manera en la que el gobierno puede impulsar la economía es alejándose de ella lo más posible y dejando que sea el mercado el que decida. Claramente, el colectivismo encuentra serios problemas contra esta idea puesto que el efecto de control y ejercicio de poder, desaparece del ámbito político y consecuentemente, no es de interés de los que ‘venden’ el colectivismo, disfrazado de socialismo bondadoso.

Considérese como Hugo Chávez con el dinero del petróleo, solo ha logrado en transformarse día a día en nada más ni nada menos que un dictador más, la evidencia de sus logros sociales, pues no existe. El regalarle al pueblo lo material no es darle dignidad, sino esclavitud. La libertad, como la dignidad, solo las da Dios y están por tanto en directa relación a aquella relación que mantiene al individuo con Él.

El votar por Keiko, puede que sea una incógnita, pero solo el que ésta proponga la continuación del proceso de liberación de la economía, promete ser al mejor camino para poder afianzar el crecimiento y permitir el hacer aquello explicado arriba, el de finalmente abrazar a los marginados y darles ese amor cristiano para que finalmente dejen la miseria no solo económica sino asimismo intelectual.

El amor al prójimo o para esto el amor a nuestros enemigos tiene que hacer con abrazar y vivir la verdad absoluta y el poner nuestros propios sentimientos y ansiedades en el camino de nuestra propia gente, produce lo opuesto que es esa ansia de revancha y desesperanza que explotan caracteres de la clase de Ollanta Humala. Como enemigo, Humala necesita conocer que no es elegido para que de esa forma repare en su equivocada premisa, como amigo, el pueblo peruano necesita de mucho más que ruido, sino acciones de amor y de integración social.

Curioso como los colectivistas siempre utilizan la división para avanzar y sus contrincantes, caen en mantenerse divididos para dejarlos que avancen.