CORONA DE LOS 7 DOLORES
Piedad (detalle) de
Miguel Angel. 1498-1499
San Pedro del Vaticano, Roma.
AVEMARÍA
DOLOROSA
Dios
te salve, María, llena eres de dolores; Jesús crucificado está contigo; digna
eres de llorada y compadecida entre todas las mujeres, y digno es de ser
llorado y compadecido Jesús, fruto bendito de tu vientre.
Santa
María, Madre del Crucificado, da lágrimas a nosotros crucificadores de tu Hijo,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
A LA VIRGEN DE LOS DOLORES
Señora y Madre nuestra: tu estabas serena y fuerte junto a la cruz de Jesús. Ofrecías tu Hijo al Padre para la redención del mundo.
Lo
perdías, en cierto sentido, porque El tenía que estar en las cosas del Padre,
pero lo ganabas porque se convertía en Redentor del mundo, en el Amigo que da
la vida por sus amigos.
María,
¡qué hermoso es escuchar desde la cruz las palabras de Jesús: "Ahí tienes
a tu hijo", "ahí tienes a tu Madre".
¡Qué
bueno si te recibimos en nuestra casa como Juan! Queremos llevarte siempre a
nuestra casa. Nuestra casa es el lugar donde vivimos. Pero nuestra casa es
sobre todo el corazón, donde mora la Trinidad Santísima. Amén.
NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES
CORONA DE LOS 7 DOLORES
Rezar despacio,
meditando estos dolores:
1º Dolor
La
profecía de Simeón en la presentación del Niño Jesús.
Virgen María: por
el dolor que sentiste cuando Simeón te anunció que una espada de dolor atravesaría
tu alma, por los sufrimientos de Jesús, y ya en cierto modo te manifestó que tu
participación en nuestra redención como corredentora sería a base de dolor; te
acompañamos en este dolor. . . Y, por los méritos del mismo, haz que seamos
dignos hijos tuyos y sepamos imitar tus virtudes.
Dios te salve,
María,…
2º Dolor
La
huida a Egipto con Jesús y José.
Virgen María: por
el dolor que sentiste cuando tuviste que huir precipitadamente tan lejos,
pasando grandes penalidades, sobre todo al ser tu Hijo tan pequeño; al poco de
nacer, ya era perseguido de muerte el que precisamente había venido a traernos
vida eterna; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo,
haz que sepamos huir siempre de las tentaciones del demonio.
Dios te salve,
María,…
3º Dolor
La
pérdida de Jesús.
Virgen María: por
las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al perder a tu Hijo; tres
días buscándolo angustiada; pensarías qué le habría podido ocurrir en una edad
en que todavía dependía de tu cuidado y de San José; te acompañamos en este
dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que los jóvenes no se pierdan por
malos caminos.
Dios te salve,
María,…
4º Dolor
El
encuentro de Jesús con la cruz a cuestas camino del calvario.
Virgen María: por
las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver a tu Hijo cargado
con la cruz, como cargado con nuestras culpas, llevando el instrumento de su
propio suplicio de muerte; Él, que era creador de la vida, aceptó por nosotros
sufrir este desprecio tan grande de ser condenado a muerte y precisamente
muerte de cruz, después de haber sido azotado como si fuera un malhechor y,
siendo verdadero Rey de reyes, coronado de espinas; ni la mejor corona del
mundo hubiera sido suficiente para honrarle y ceñírsela en su frente; en
cambio, le dieron lo peor del mundo clavándole las espinas en la frente y,
aunque le ocasionarían un gran dolor físico, aún mayor sería el dolor
espiritual por ser una burla y una humillación tan grande; sufrió y se humilló
hasta lo indecible, para levantarnos a nosotros del pecado; te acompañamos en este
dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que seamos dignos vasallos de tan
gran Rey y sepamos ser humildes como Él lo fue.
Dios te salve,
María,…
5º Dolor
La
crucifixión y la agonía de Jesús.
Virgen María: por
las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la crueldad de
clavar los clavos en las manos y pies de tu amadísimo Hijo, y luego al verle
agonizando en la cruz; para darnos vida a nosotros, llevó su pasión hasta la
muerte, y éste era el momento cumbre de su pasión; Tú misma también te
sentirías morir de dolor en aquel momento; te acompañamos en este dolor. Y, por
los méritos del mismo, no permitas que jamás muramos por el pecado y haz que
podamos recibir los frutos de la redención.
Dios te salve,
María,…
6º Dolor
La
lanzada y el recibir en brazos a Jesús ya muerto.
Virgen María: por
las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la lanzada que
dieron en el corazón de tu Hijo; sentirías como si la hubieran dado en tu
propio corazón; el Corazón Divino, símbolo del gran amor que Jesús tuvo ya no
solamente a Ti como Madre, sino también a nosotros por quienes dio la vida; y
Tú, que habías tenido en tus brazos a tu Hijo sonriente y lleno de bondad,
ahora te lo devolvían muerto, víctima de la maldad de algunos hombres y también
víctima de nuestros pecados; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los
méritos del mismo, haz que sepamos amar a Jesús como El nos amo.
Dios te salve,
María,…
7º Dolor
El
entierro de Jesús y la soledad de María.
Virgen María: por
las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al enterrar a tu Hijo; El,
que era creador, dueño y señor de todo el universo, era enterrado en tierra;
llevó su humillación hasta el último momento; y aunque Tú supieras que al
tercer día resucitaría, el trance de la muerte era real; te quitaron a Jesús
por la muerte más injusta que se haya podido dar en todo el mundo en todos los
siglos; siendo la suprema inocencia y la bondad infinita, fue torturado y
muerto con la muerte más ignominiosa; tan caro pagó nuestro rescate por
nuestros pecados; y Tú, Madre nuestra adoptiva y corredentora, le acompañaste
en todos sus sufrimientos: y ahora te quedaste sola, llena de aflicción; te
acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, concédenos a cada
uno de nosotros la gracia particular que te pedimos…
Dios te salve,
Maria,…
Gloria al Padre .
Gloria al Padre .
- Pondré paz en sus familias.
- Serán iluminados en los Divinos Misterios.
- Los consolaré en sus penas y acompañaré en sus trabajos.
- Les daré cuanto me pidan, con tal que no se oponga a la voluntad adorable de mi Divino Hijo y a la santificación de sus almas.
- Los defenderé en los combates espirituales con el enemigo infernal, y protegeré en todos los instantes de su vida.
- Los asistiré visiblemente en el momento de su muerte; verán el rostro de su Madre.
- He conseguido de mi Divino Hijo que las almas que propaguen esta devoción a mis lágrimas y dolores sean trasladadas de esta vida terrenal a la felicidad eterna directamente, pues serán borrados todos sus pecados, y mi Hijo y Yo seremos su consolación y alegría.
"El camino
para penetrar en los sufrimientos del Hijo es penetrar en los sufrimientos de
la Madre. "
Cardenal J. H.
Newman.
Sermón para el Dom. III de Cuaresma. Ntra. Sra. en el Evangelio |
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