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Monday, September 8, 2008

Un paso hacia atrás

Vivimos en un mundo que no está diseñado a ser bueno, y menos aun; maravilloso, un mundo lleno de tentaciones a los sentidos y de todo índole y el que está presente, frente a nosotros y nos reta.
Está en nuestra individualidad y carácter, el de poder llevar en el término de nuestra existencia; el de lidiar y triunfar en ese corto tiempo, con todo lo que se nos presente, sobre todas estas cosas que nos propone el mundo como alternativas fáciles y rápidas a lo que esta mas adelante cuando nuestro tiempo inevitablemente expirará y nos encontraremos frente a la única justicia valida, la verdad de Dios.
Lo que Dios a creado no lo puede des-crear el ser humano y desde el principio, aun antes del pecado original; Dios instituyo la familia y el matrimonio e hizo de este una unión complementaria, no competitiva, sino complementaria entre un hombre y una mujer, para resguardar Su creación, para velar por el futuro.
Dios nos creo a su imagen y semejanza dotándonos de la dignidad que solo el ser humano puede poseer a través del amor que nos une a nuestro creador.
La familia es consecuencia del matrimonio y el matrimonio solo puede ser entre un hombre y una mujer excluyendo todo el resto; otros seres humanos, otros seres vivientes e incluso, todo lo material, y asimismo el yo o ego. Esta unión constituye una sola persona con marcadas y bien definidas responsabilidades para cada uno de los dos conyugues.
La mujer guarda la responsabilidad, siendo fecundada por el esposo; de engendrar a los hijos y de proveerlos con cariño y cuidado, y el hombre; la responsabilidad de proveer seguridad y abrigo. El vinculo que existe a través del matrimonio solo puede triunfar en base al amor como la entrega total del uno hacia el otro sin otra expectativa que no sea la de hacer su prole algo digno y partícipe de la sociedad y para el bien común.
Existe pues esa responsabilidad inherente del ser humano de participar socialmente en protección y defensa de la familia, desde los primeros días como parte de su educación, su formación profesional y finalmente su integración en la vida familiar.
Este ha sido el mensaje desde la creación tal cual ha sido impulsado por la Biblia en el pueblo elegido y luego ofrecido a toda la humanidad desde la cruz por Cristo Nuestro Señor Hijo único de Dios y Dios hecho hombre.
El mensaje de Cristo simplemente nos ofrece la verdad y el camino hacia ella a través del amor.
Lamentablemente, esa verdad se ha utilizado y tergiversado a favor de intereses personales debido a la distorsión surgida en cada momento de la historia, respecto al fin de ella. Cuando el ser humano distrae el significado propio de la vida, de su vida; en función de si mismo como individuo; pretende intrínsecamente el privar de esa individualidad al resto de sus semejantes haciéndolos esclavos de su propio egoísmo y auto-estima. El amor desaparece y es reemplazado por arrogancia y adoración del ego, vanidad, soberbia y orgullo, y por consiguiente conllevado hacia los siete pecados capitales y al abandono de la ley natural y de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios.
Consecuentemente, ese egoísmo pandémico ha ido generando diferentes ‘teorías’ y filosofías orientadas a establecer esa preponderancia del yo sobre los otros seres humanos, en forma completamente opuesta al plan trazado por Dios para con Su creación.
Esta variedad de formas asumidas para la adoración del yo, persistentemente ha ido fomentando la idea del rechazo a Dios y de su suplantación con diferentes creaciones producto de la imaginación desde ese egoísmo pegajoso y aparentemente; inescapable.
Desde el surgimiento de la democracia ya más de dos milenios atrás, pese a la bondad de su concepto como gobierno por el individuo, este ha sido tergiversado hacia el gobierno por la mayoría. El gobierno por el individuo, implica igualdad de todos frente a la ley, en sus beneficios y en sus obligaciones mientras que el gobierno por la mayoría implica el poder de manipular masas de gente en busca de prerrogativas y privilegios de unos en detrimento de otros destruyendo esa condición democrática de igualdad.
La democracia de tal manera, solo puede funcionar contando con Dios y en Él con la individualidad de la persona humana. La democracia de esta manera, impone la necesidad de que el gobierno sea limitado al mínimo necesario para satisfacer la necesidades de todos lo que no es lo mismo que todas las necesidades. La necesidades que un gobierno puede proveer pues están limitadas a lo que es estrictamente del bien común, sea esto defensa, protección de la vida y las libertades básicas otorgadas por Dios entre las cuales esta incluida al frente el derecho a la vida.
El derecho a la vida pues es la pieza fundamental en la arquitectura de la libertad. Cuando cualquier régimen o sistema de leyes, a través de argumentos ficticios de derechos inventados; abre la posibilidad a la destrucción de la vida, la libertad del individuo es eliminada y se abre el paso a la esclavitud ya que la vida pasa a ser posesión del sistema, cualquiera que este sea.
La vida esta íntimamente ligada a la institución del matrimonio y la familia nuclear y natural, tal cuales han sido creados por Dios. El origen de la vida esta en la unión sexual entre un hombre y una mujer y empieza en la concepción que surge a raíz de la fecundación del huevo materno por el esperma paterno. Desde ese momento existe la individualidad en su dignidad de ser humano y una relación exclusiva con Dios separada de la que la madre tiene con Él.
La madre dentro de su naturaleza de mujer; tiene como responsabilidad el de proveer seguridad y satisfacción a este nuevo ser para un feliz nacimiento y de ahí hacia su crecimiento y adultez. El padre asimismo dentro de su naturaleza de hombre, tiene como responsabilidad la de proveer a su familia con el sustento y la prosperidad necesarias para su consecuencia de alabanza a Dios nuestro creador. Este es el rol fundamental del matrimonio y la familia y estas son las responsabilidades de los seres humanos en su relación con Dios.
Debido a su individualidad natural, no existen dos seres humanos completamente iguales y esto no inhibe la posibilidad de que exudan mujeres y hombres con limitaciones para la procreación.
Desde el principio Dios tiene un plan divino para su creación y pese a que es el ser humano el que constantemente se desvía de esa ruta trazada y que esta marcada por la verdad absoluta, el plan sigue su curso inalterable.
Jesús, Hijo único de Dios Padre, hecho hombre para nuestra salvación, con Su venida, precisamente conlleva esa premisa de reconciliarnos en el camino de esa verdad tan elusiva debido a nuestros vicios y ambiciones. Es requisito indispensable para esa reconciliación el aceptar la verdad como es y no como se pretende ajustar para tratar de justificar nuestro desvío de la realidad lo que no hace sino alejarnos mas del plan divino.
La individualidad es fundamental pues para el plan divino y es una gran falta, mas allá de la que se tiene por desviarse uno mismo de nuestro curso; el de imbuir otros individuos a separarse del plan divino en base a verdades relativas o construidas para la satisfacción personal, para el egoísmo y la alabanza personal.
El egoísmo, niega la individualidad pues remueve la libertad de otros haciéndolos relativos a uno dentro de su propio yo y por tanto exige la participación de todos, colectivamente para el beneficio personal. El egoísmo es lo opuesto al amor ya que mientras que este significa dar sin jamás tener ninguna intención de recibir algo a cambio; el egoísmo significa una expectativa constante de recibir sin importar de donde y como.
Esta ansiosa necesidad de recibir fomenta la institución de la sociedad colectiva la que promete satisfacción al individuo esperando solo recibir y esperando que el dar sea una función del sistema que lo alimenta y mantiene y lo cual esta traducido en individualismo, el cual no contempla respeto nada mas que por lo propio, por lo que rechaza principios fundamentales de libertad como la propiedad privada, o cualquiera de los diez Mandamientos de la Ley de Dios.
Es a través de ese colectivismo institucionalizado que ideas aberrantes de destrucción social son implementadas como la invención del derecho en la mujer a elegir la muerte de sus hijos, la invención del matrimonio entre dos o mas personas sin importar el sexo de los individuos, la imposición de la sodomía como derecho eliminando intrínsecamente todos los otros derechos otorgados por Dios.
Para imponer toda esta inventiva, el colectivismo ha institucionalizado los impuestos al individuo, limitando seriamente la habilidad del individuo, y familias a prosperar de esta forma neutralizando el crecimiento de la persona humana mientras favorece a sus mas allegados y protegidos.
El impuesto al individuo es pues una carga negativa si no destructiva para el desarrollo de la persona. La contribución del individuo a la sociedad es sin embargo necesaria y es obligación del individuo el participar del bien común. La forma positiva de alcanzar este objetivo de contribución por parte del individuo al bien común, se hace posible a traces de la industria y el comercio los cuales alimentan, impulsan y fortalecen la economía. Mientras que el individuo utilice su libre poder de decisión a favor del incentivo de productos y servicios orientados al bien común y de acuerdo a la ley de Dios poniendo el amor como cimiento básico a esa contribución, el curso de la sociedad pasa a apartarse de esa dependencia del control ejercido por la perversidad de ciertos magnates o de ciertos intelectuales; ambos dibujados en elites buscando la sumisión de la individualidad de la persona humana a favor de una dependencia de ellos opuesta al relación natural del individuo con Dios.
Siendo la industria y el comercio los portadores de la carga impositiva protege al individuo dentro de su propio poder de decisión y a su vez le otorga a este la habilidad de neutralizar excesos políticos haciendo su ingerencia innecesaria, y asimismo cautelando el servicio de las leyes del mercado para el control de precios desde el valor real del producto o servicio hacia el consumidor.
Un sistema de libertad para el individuo y de independencia política; no prescribe el abandonamiento de la ley sino por el contrario, su aplicación uniforme y estricta removiendo de los diferentes niveles de gobierno la falaz presunción de pretender otorgarle a estos alma y sentimiento, los cuales son exclusivos al ser humano en su individualidad.
Esta expectativa, reclama la promulgación de menos dispositivos legales y con mas claridad, poniéndolos al alcance de todos.
En síntesis pues, es la reducción drástica del aparato gubernamental, la simplificación legislativa y la total entrega a la individualidad de la persona humana del poder de decisión sobre sus propios intereses sin diferencias ni privilegios respecto al sistema; la que genera un ambiente de justicia y bien común.
Nuestra relación natural con Dios nuestro creador requiere de que esta sea directa y bajo la guía del Espíritu Santo a través de la Iglesia. La función estricta y fundamental de cualquiera de los niveles de gobierno, se centran en la protección al individuo otorgándole las garantías necesarias para el buen uso de sus libertades individuales tal cuales han sido otorgadas por Dios. El ser humano en su condición social depende del amor tal cual lo prescribe Cristo para su felicidad y salvación. La única definición de amor es pues la de entrega total sin esperar recibir nada a cambio, lo cual impone la necesidad de abandonar cualquier expectativa de esperar favores especiales del sistema en detrimento del prójimo. Esto impone una responsabilidad mucho mas grande a aquel gozando de los mayores recursos y propiedades para sus obligaciones para con el bien común y a la vez demanda la responsabilidad de la individualidad del ser humano frente al uso de su libertad.