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Wednesday, June 16, 2010

La libertad de vivir

La voluntad es el poder de elegir, es esa fuerza que nos permite hacer lo que nosotros decidimos. La libertad en la persona humana, radica en la voluntad del individuo a encontrar y optar por su camino.
El ser humano es libre por voluntad de Dios y es por tanto responsable de la dirección que le da a su vida.
La historia nos relata muchos casos en los cuales el ser humano ha renunciado a su libertad para dar acceso a tantos personajes que han tomado de su parte el asumir la libertad del individuo como suya. El buen líder sería aquel que dirige a su pueblo en una dirección de acuerdo a la voluntad de Dios.

El entregar a un líder, incondicionalmente la libertad, envuelve una rendición, una sumisión, un abandono a la identidad. Los lideres por consiguiente tienen permanentemente, que ser observados por la gente, por el pueblo, cuidando de que ese camino y esa dirección se mantengan en curso.
Claro está que el pueblo, constituido de muchos seres humanos, cada uno con su voluntad propia y por tanto, cada uno con sus anhelos personales, de acuerdo o en desacuerdo con la voluntad de Dios.
Claramente en virtud a esta misma verdad, cuando las imposiciones del líder obedecen a la voluntad de unos en detrimento de otros, el líder es injusto y su función se reduce a satisfacer a pocos y esto no puede ser considerado el hacer el bien a esos pocos, sino muy por el contrario, a cada uno de estos pocos, se les pide no solo que abandonen su voluntad sino que peor aun, se les pide a cada uno que busque solo su propio beneficio, aun así sea ese beneficio el responder a lo que estos consideran caridad.
El bien común y la justicia social tiene y solo puede partir del individuo y jamás puede ser virtud del líder y solo este, sino tiene que partir de la gente, como individuos. La voluntad del líder en función del bien común y la justicia social solo puede estar en función a lo que como individuo él pueda ofrecer y aportar.
La libertad pues no puede ser servida por el estado sino que es un don de Dios y existe para ser utilizada en concordancia con todos los otros dones del Espíritu Santo; Sabiduría, Consejo, Conocimiento, Fortaleza, Ciencia, Piedad y sobre todo Temor de Dios.
Somos humanos porque somos diferentes a los demás seres de la creación, porque Dios nos ha puesto con la responsabilidad de ver a nuestros semejantes con amor manteniéndonos fieles a esos dos mandamientos que resumen los diez mandamientos; de amar a Dios encima de todo y mas que todo, y a nuestro prójimo, como a nosotros mismos.
El ser humano, la identidad que nos hace serlo, la individualidad que nos otorga esa libertad y la dignidad que nos hace posible el usarla, es un ser especial a los ojos de Dios y es por lo que Él no dejará nunca de amarnos y siempre estará listo a entrar a nuestro corazón.