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Friday, August 6, 2010

Lo que otros hacen

Es práctica común el criticar las acciones de otros, particularmente cuando es nuestra intención la de exponer las fallas ajenas, reconocidas o no por el sujeto objeto de nuestra atención, como las fallas que son.
En vez de enfocar nuestros esfuerzos y atenciones a exponer el pecado, nos dedicamos a buscar el factor destructivo, tratando fehacientemente de destruir sin esperanza de recuperación, la imagen de nuestra presa de tal manera de poner la nuestra encima de esta. Muchas veces, esto se hace sin poner especial atención a la forma en la que se lleva a cabo nuestro deplorable acto.

Deplorable por que nuestra acción, no obedece a nada que se pueda constituir como contractiva, sino mas bien en ser especialmente destructiva. Directamente afectando la vida y familia de nuestro agredido o agredida, e indirectamente y sin reconocerlo, afectando la nuestra, puesto que en vez de mostrar amor y abrazar la verdad, nos avocamos a demostrar nuestro egoísmo a través del odio y el desprecio, optando por la calumnia y la mentira. Así fuese cierto lo que predicamos con tanto ímpetu y desdén, el solo hecho de ponernos como libre de culpa, nos hace faltar a la verdad.
Ver la viga en el ojo propio antes de buscar la paja en el ojo ajeno, es lo que nos pidió Jesús y es contra lo que estamos obrando.
Se trata de reconocer como artimaña política ‘aceptada’, el de actuar de la manera expuesta y se considera esta como una forma ‘efectiva’ de ganar votos y adeptos, desatendiendo el hecho de nuestra propia realidad. ¿Puede una persona dedicada a buscar la falla en el prójimo, considerarse una buena persona, una persona elegible a liderar?
El tiempo consumido y perdido en el arte de incriminar y calumniar a nuestros adversarios, es tiempo irrecuperable, ya que nos niega por acción propia de la posibilidad de poder exponer las virtudes propias por las cuales poder triunfar soportados por nuestra condición de líderes capaces de alcanzar los objetivos expuestos por la verdad nuestro plan de acción.
Amamos a nuestro prójimo pecador mientras rechazamos el pecado.
Es importante expresar nuestro rechazo al pecado, pero siempre poniendo nuestra capacidad de perdonar al frente, no ignorando el pecado sino abriendo los ojos del pecador hacia su reconciliación con Dios.
La popularidad es la ambición del político y lo buscado como puente hacia lograr posiciones de poder y control. La humildad de nuestras acciones pondrá dicha estancia establecerá la propia perspectiva y nos ubicará en la situación correspondiente a lo que es justo para los que necesitan de nosotros una evidencia de integridad y honorabilidad para otorgarnos la labor de liderar con confianza y tranquilidad.
De acuerdo con la expectativa de buscar el reconocimiento y la aceptación, debemos hacer lo posible por no exponer nuestras fallas y debilidades, pero asimismo debemos de ser veraces en nuestro ofrecimiento de integridad y honestidad.
La segunda profesión más antigua, la política, es lamentable y absurdamente reconocida como una profesión identificada con la hipocresía, la calumnia y en cuentas generales, con la corrupción del alma. Pero estos serios cargos, son mas adecuadamente aplicables a las personas que los reflejan como propios, que a la profesión en si, puesto que de otra manera, la humanidad entera tendría que verse frente a la realidad de considerar innecesario el organizarse socialmente ya que cualquier organización social requiere de algún tipo de liderazgo y es conocido que reyes y presidente, senadores y diputados, cónsules y gobernadores, todos, a través de la historia, han mostrado elementos desde los ultra corruptos hasta santos y héroes.
No esta pues la maldad en la profesión sino en lo que se hace de ella.
Es importante pues el buscar no la paja en el ojo ajeno, sino mas bien la bondad en lo que se propone, la verdad y el amor en esto implicado, para el bien común y la justicia social., desde el individuo hacia la sociedad.